La salud mental, clave
No es la primera vez que el mundo del deporte de élite se convierte en una trituradora humana para algunos de sus protagonistas. Durante los últimos Juegos Olímpicos, Simone Biles se convirtió en la gran representante de la lucha por el respeto a la salud mental. La atleta estadounidense renunció a pelear por varias medallas y logró posicionar el asunto en primera línea de interés. Pero antes que ella, otros muchos deportistas dieron el paso.
También en el mundo del tenis, donde Naomi Osaka se ha convertido en la principal defensora y víctima más popular de este problema. La japonesa llegó a ser número uno, vio cómo las marcas se peleaban por firmar un contrato con ella y todas las miradas estaban puestas sobre su trabajo en la pista. Sin embargo, Osaka no aguantó y en más de una rueda de prensa acabó derrumbándose. Su solución fue desaparecer, en varias ocasiones, del circuito. Y todo para recuperar la pasión por competir.
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