Con un talento fuera de lo ordinario, a los 15 años logró su primer punto en el circuito profesional. Uno después, siendo todavía una júnior, fue citada por Conchita Martínez para competir con las mayores en la Copa Federación. Y a los 17, mientras su carrera se disparaba, se coronó como juvenil en Roland Garros. Los especialistas la presentaron rápidamente como “la nueva Sharapova”. “Fue un bum mental y no estaba preparada para manejarlo. Me llenaron la cabeza de historias y me desinflé. Me vine abajo y me perdí. No sabía cómo salir de ahí. Era un agujero. No tenía un entorno bueno y me enfrenté a todo eso sola. Ahora todo es distinto, pero lo pasé muy mal. Realmente mal. Viéndolo en perspectiva, creo que todo ese proceso me hizo más fuerte”, cuenta con serenidad en un discurso cada vez más normalizado entre los deportistas, pero que entonces, cuando ella decidió abrirse (enero de 2020) y confesar que había sufrido una depresión de dos años, estaba rodeado de estigmas, prejuicios y tabúes.
Source: EPsemanal. Extracto de contenido. Resumen
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