sábado, 3 de noviembre de 2012

LUCIE SAFAROVA DESTRUYE LOS SUEÑOS DE IVANOVIC EN EL O2 ARENA DE PRAGA 2O12.

ANA GOLPEA DE REVÉS AL RESTO EN PRAGA 2012

SAFAROVA_IVANOVIC 64 63
Si la final 2011 contra Rusia no fue la más sencilla para la jugadora de Brno, la número 17 del mundo regresaba a la carga hoy para inaugurar el primer partido. 
Con un resultado en Fed Cup aún en “números rojos”, Safarova ha demostrado que también sabe cuando sacar las garras y, que en casa todo sabe mejor. Cada vez que juega como local, la número dos del equipo checo tiene un porcentaje mayor de éxito. De las cinco veces que ha competido en casa, cuatro han sido triunfos.
Con una pequeña diferencia de 5 puntos en el ranking WTA, Ana Ivanovic, 12, y Lucie Safarova, 17, saltaban a la pista en el primer partido del fin de semana. 
Arropada por su afición, el secreto de Safarova estuvo en el resto en el primer set.
Ninguna de las dos brillaron en el servicio pero la consistencia de la checa le permitió llegar más lejos. 
Si quizás fue al principio del partido cuando Ivanovic dejó ver su potencial, la ex número uno del mundo se fue desinflando al caer en errores no forzados constantemente. 
Más notable en la red que su oponente, la belgradina sin embargo, cometió un total de 6 dobles faltas dejando el marcador a 6-3 en 51 minutos.
El segundo acto comenzó con un quiebre en el servicio de Ivanovic. 
Desde ese punto, la red se convirtió en un muro inquebrantable en algunos momentos, una tela de araña que atrapaba a una mosca en forma de pelota amarilla. Ivanovic superó a Safarova en los primeros saques, pero se hizo víctima de los errores no forzados una vez más, y no logró sorprender a la checa en casi ningún momento. 
Con potentes puntos ganadores de derecha y un resto que conseguía casi automáticamente tomar las riendas del juego, Safarova consiguió resolver el set con efectividad. Con un último quiebre en el servicio de su rival, se hacía con el partido y sumaba el primer punto de la serie dando paso a su compañera de equipo Petra Kvitova.
El público, el tercer jugador, cumplió su papel a la perfección. En un ambiente animado y que recordaba más a un partido de fútbol, la afición checa y la afición serbia, menos en número pero no en pasional, gritaron, bailaron, aplaudieron y levantaron a las jugadoras en todo momento.

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